Vol.1 Núm, 2 | Revista Nueva Época | Julio-diciembre 2023  
Recepción: 07/10/23  
Aceptación:15/01/24  
Dinámica de rutinas: aportes para el  
estudio de la gobernanza multiniveles  
https://doi.org/10.59307/rerne1.253  
Morales-Barragán, F. Universidad Nacional Autónoma de Mexíco  
https://orcid.org/0000-0002-1318-0448  
Resumen  
El presente trabajo recupera rasgos del debate en torno a la gober-  
nanza multiniveles. Esta revisión revela que las rutinas no han ocu-  
pado un lugar explícito en estas reꢀexiones, al mismo tiempo per-  
mite ubicar proposiciones que abren la posibilidad de incorporar  
las rutinas en el análisis de la gobernanza multiniveles. La segunda  
sección ofrece un panorama de las preocupaciones clave que carac-  
terizan el enfoque conocido como Dinámica de rutinas, al hacerlo  
se evidencia su orientación centrada en los procesos de formación  
y reformulación continua de las rutinas, visión que contrasta con la  
perspectiva original y todavía de uso común que las concibe como  
respuestas automáticas ante estímulos del entorno y donde la deli-  
beración de los actores está ausente en su ejecución. Los problemas  
identicados en este panorama sirven para mostrar el aporte que  
puede brindar la Dinámica de rutinas para analizar los desa íos que  
entraña la construcción de la gobernanza multiniveles.  
Palabras clave: dinámica de rutinas, gobernanza multinivel, gobernanza.  
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Julio-diciembre 2023| Revista Nueva Época |Vol.1 Núm, 2  
Routine dynamics: contributions to the  
study of multilevel governance  
Morales-Barragán, F.  
Abstract  
This paper reviews features of the debate on multilevel governan-  
ce. This review reveals that routines have not occupied an explicit  
place in these reꢀections, at the same time it allows us to locate  
propositions that open the possibility of incorporating routines in  
the analysis of multilevel governance. The second section o‘ers an  
overview of the key concerns that characterize the approach known  
as Dynamics of routines. In doing so, its focus on the processes of  
formation and continuous reformulation of routines becomes evi-  
dent, a vision that contrasts with the original and still commonly  
used perspective that conceives them as automatic responses to  
environmental stimuli and where the deliberation of the actors is  
absent in their execution. The problems identied in this panorama  
serve to show the contribution that the Dynamics of Routines can  
provide to analyze the challenges involved in the construction of  
multilevel governance.  
Keywords: dynamics of routines, multilevel governance, governance.  
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Introducción  
La discusión acerca de la gobernanza multiniveles parte de reco-  
nocer que la atención de los problemas públicos requiere hoy día  
una actuación coordinada entre múltiples actores, no sólo guberna-  
mentales, todos ellos operando desde distintos órdenes de gobier-  
no y niveles territoriales. La gobernanza multiniveles aparece, así  
como un proceso orientado a construir una gestión asociada de los  
asuntos públicos que expresa formas distintas e inéditas de gober-  
nar, desa ío enorme por los innumerables problemas de coordina-  
ción que entraña.  
El amplio debate sobre la gobernanza multiniveles ha genera-  
do, entre otros resultados, tipologías que ponen de maniesto su  
carácter diferenciado (Marks y Hooghe, 2004), también propues-  
tas de diseños institucionales formales (Oddone et al., 2016). En  
esa vertiente se ubican las posiciones normativas que postulan una  
ruta deseable para construir la gobernanza con base en lecciones  
genéricas denominadas buenas prácticas (ASF, 2015; Banco Mun-  
dial, 2022; Pemán y Jiménez, 2013).  
En lo que concierne a las propuestas metodológicas despunta  
la de Arts y Leroy (2006) anclada en el concepto arreglo en torno  
a políticas (policy arrangement en el original), en ésta no se parte  
de supuestos que ciñen el comportamiento de los actores, el énfasis  
radica en dar cuenta de la senda de construcción de estos acuerdos  
con base en el registro de cuatro aspectos articulados entre sí: los  
actores involucrados, sus discursos en torno al problema que los  
convoca, sus recursos (materiales e inmateriales) puestos en juego y  
los mecanismos institucionales que dan cauce a sus relaciones.  
Esta propuesta aportar una guía de observación para ubicar las  
conguraciones que pueden hacer posible los acuerdos. Se distan-  
cia de las posiciones cuyos análisis tienen un carácter normativo,  
esto es, la valoración de los hechos en función de lo que se considera  
deseable. Dicho sesgo limita la comprensión de lo que ocurre; con  
desapego de los hechos y sus circunstancias se postula un camino  
deseable para construir la gestión asociada. Esta posición ha sido  
una constante y puede apreciarse, por ejemplo, en las contribucio-  
nes que emplean el concepto gobernanza adaptativa, el cual incor-  
pora como necesidad el carácter multiniveles de la gobernanza. Al  
respecto puede consultarse a Karpouzoglou et al. (2016) y Cha¥n  
et al. (2014), quienes han sistematizado un número importante de  
contribuciones, adscritas a dicha perspectiva. La visión normativa  
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de ese enfoque propone  
Implementaciones múltiples de manejo adaptativo anidado  
dentro de un marco de gobernanza adaptativa crea una cultura  
de aprendizaje que puede proveer un continuo ꢀujo de infor-  
mación utilizado para coordinar el manejo de los recursos a lo  
largo de los sistemas socio-ecológicos (Folke et al. 2005, Cosens  
y Williams 2012) citados en (Cha¥n et al., 2014, pág. 7).  
Propuestas genéricas, aunque sin duda deseables, sin embargo, el  
problema fundamental consiste en explicar cómo se construyen, qué  
hace posible o limita su establecimiento y puesta en marcha. Una  
propuesta teórica opuesta a la perspectiva normativa se encuentra  
en la teoría evolutiva de la gobernanza (Van Assche et al., 2014). La  
preocupación central de estos autores es analizar cómo se estructu-  
ran las condiciones que favorecen el establecimiento de las acciones  
vinculantes que entraña la gobernanza. Por ello sugieren estudiarla  
poniendo atención a las rutas que dan lugar a tres tipos de articula-  
ciones, instituciones formales y no formales, actores e instituciones y  
poder y conocimiento, todas ellas relacionadas entre sí.  
Tanto la teoría evolutiva de la gobernanza como el dispositivo  
indagatorio anclado en el concepto acuerdo en torno a políticas ofre-  
cen encuadres y herramientas que establecen rutas sugerentes para  
analizar cómo se construye la gobernanza multiniveles. En corres-  
pondencia con esa orientación, distante de la visión normativa has-  
ta ahora hegemónica, en este texto se recuperan discusiones que se  
ocupan de las rutinas, debate tradicionalmente inserto en las teo-  
rías de la organización y ausente en el ámbito del desarrollo regio-  
nal y la gobernanza multiniveles en particular. Tal reꢀexión se in-  
troduce a partir del enfoque denominado Dinámica de rutinas que  
se ha estructurado a lo largo de los últimos veinte años.  
Para cumplir la tarea señalada, el artículo se desarrolla en los  
términos siguientes: la primera sección recupera rasgos del debate  
en torno a la gobernanza multiniveles. Esta revisión revela que las  
rutinas no han ocupado un lugar explícito en estas reꢀexiones, al  
mismo tiempo hace posible permite ubicar proposiciones que per-  
miten incorporar las rutinas en el análisis de la gobernanza multi-  
niveles. La segunda sección ofrece un panorama de las preocupa-  
ciones clave que caracterizan la Dinámica de rutinas, al hacerlo se  
evidencia su orientación centrada en los procesos de formación y  
reformulación continua de las rutinas, visión que contrasta con la  
perspectiva original y todavía de uso común que las concibe como  
respuestas automáticas ante estímulos del entorno, donde la deli-  
beración de los actores está ausente en su ejecución. Los problemas  
identicados en este panorama sirven para mostrar el aporte que  
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puede brindar la Dinámica de rutinas para analizar los desa íos que  
entraña la construcción de la gobernanza multiniveles.  
Gobernanza multiniveles: rasgos del debate  
Una denición precisa del término gobernanza, sin el adjetivo mul-  
tiniveles, es ofrecida por (Bevir, 2011), la que señala que “…[ésta] se  
reere a nuevas teorías y prácticas de gobernar y los dilemas que  
éstas han generado.” (Bevir, 2011, pág.1).  
Más adelante se discuten las posibilidades analíticas asociadas  
al uso de las expresiones prácticas de gobernar y dilemas que éstas han  
generado para incorporar las rutinas en el análisis de la gobernanza  
multiniveles, por ahora se subraya la importancia de la distinción  
expresada en la cita previa entre enfoques y procesos, pues el uso  
común del término gobernanza sugiere una acepción única de la  
que se desprende en consecuencia un solo camino para su construc-  
ción. Al respecto, Zurbriggen advierte que:  
es importante apartarse del enfoque normativo trasmitido  
por los organismos internacionalesy retomar el debate europeo  
sobre redes de políticas públicas y gobernanza, el cual aporta  
un enfoque metodológico-analítico con mayor capacidad para  
describir las complejas formas de interacción entre Estado-so-  
ciedad y mercado en el nuevo contexto histórico (Zurbriggen,  
2011, pp. 58-59).  
La advertencia es útil porque invita a recuperar el rico acervo de  
contribuciones que por décadas han alimentado el debate, el com-  
pendio editado por Bevir (2011) es una pequeña muestra de ello.  
También porque permite matizar la pertinencia del término buenas  
prácticas, mediante el cual se ha pretendido inducir la adopción de  
un modelo único de gestión asociada que, entre otras cosas, evade  
los dilemas, la di ícil elección entre rutas posibles de actuación, a  
los que atinadamente hace referencia la denición de gobernanza  
propuesta por Bevir.  
La siguiente cita resulta elocuente respecto del camino indi-  
ferenciado que promueven algunos organismos internacionales  
y justica la crítica formulada por Zurbriggen (2011): “La Práctica  
Global de Gobernanza brinda apoyo a los países clientes ayudándo-  
los a crear instituciones competentes, ecientes, abiertas, inclusi-  
vas y responsables” (Banco Mundial, 2022). Esta posición considera  
que la gobernanza sólo tiene una acepción y por tanto sólo hay un  
camino para construirla.  
(
QꢀODꢀREUDꢀFRRUGLQDGDꢀSRUꢀ0RUDQGꢀꢁꢂꢃꢄꢅꢆꢀVHꢀD¿UPDꢀTXHꢀHOꢀWpUPLQRꢀ  
gobernanza multiniveles fue acuñado en 2009 por el Comité de  
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las Regiones de la Unión Europea. Así, “Gobernanza multinivel  
VLJQL¿FDꢀODꢀDFFLyQꢀFRRUGLQDGDꢀGHꢀODꢀ8QLyQꢀ(XURSHDꢇꢀORVꢀ(VWDGRVꢀ  
miembros y las autoridades locales y regionales basada en la aso-  
ciación... para crear y aplicar las políticas de la UE. Esto conduce  
a que la responsabilidad está siendo compartida entre los distintos  
niveles de gobierno.” (Comité de las Regiones, 2009 en Morand,  
1
2
015, pág. 2 ) .  
Al respecto debe tenerse en cuenta que el término surge en el  
marco de los desa íos que implica la consolidación de la Unión Eu-  
ropea, también que está acotado a la participación de actores gu-  
bernamentales.  
La inclusión de actores de carácter no gubernamental está con-  
tenida en diversas deniciones del término gobernanza, su incor-  
poración en la vertiente multiniveles responde al reconocimiento  
de que la atención de los problemas públicos exige también la par-  
ticipación de distintos sectores de la sociedad. Esta posición ha sido  
promovida por la corriente conocida como Nueva Gestión Pública  
(
Gómez, 2013) y también ha sido enfatizada por autores vinculados  
al enfoque de los sistemas socio-ecológicos (Berkes y Folke, 1994;  
Binder et al., 2013; Partelow, 2018).  
La ampliación del espectro de actores que participan en esta  
encomienda resignicó el término políticas públicas, actualmente  
no sólo corresponde a su ámbito evidente de competencia, también  
expresa la participación de distintos tipos de actores, no solo guber-  
namentales, en su diseño y evaluación.  
La orientación aplicada presente en el origen del término go-  
bernanza multiniveles se aprecia en manuales o guías para su  
construcción. El texto de Moran (2015) ofrece una guía de planea-  
ción sostenible de la energía, aplicada al ámbito europeo y dirigida  
a autoridades locales y regionales. Para el ámbito latinoamericano  
un ejemplo se encuentra en el documento de trabajo de CEPAL y  
Unión Europea, Estrategias de desarrollo productivo subnacional:  
cómo abordar la gobernanza multinivel. En éste se justica sin ro-  
deos la pertinencia del sentido y alcance que entraña el concepto  
gobernanza. La  
.
.. combinación de múltiples variables y de una creciente va-  
riabilidad de las mismas congura escenarios turbulentos en  
los cuales los recursos de los actores individuales no son su-  
cientes para generar respuestas ecaces y ꢀexibles, lo cual pro-  
mueve un enfoque colaborativo que el concepto de gobernanza  
ƴ$K+HAQDꢀ!K@MBNꢀRNAQDꢀK@ꢀ&NADQM@MY@ꢀ,TKSHMHUDKDRꢀCDKꢀ"NLHS¤ꢀCDꢀK@Rꢀ1DFHNMDRꢀOTDCDꢀBNM-  
sultarse en http://cor.europa.eu/en/activities/governance/Documents/CoR%27s%20  
White%20Paper%20on%20Multilevel%20Governance/EN.pdf  
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intenta captar (CEPAL y Unión Europea, s/f, pág. 2).  
Llama la atención que este texto reere en términos generales el  
involucramiento de múltiples actores en la atención de los asuntos  
públicos, pero no dice explícitamente que implica a quienes no des-  
empeñan tareas de gobierno:  
Para lograr esta capacidad de mirar integralmente al proceso  
de desarrollo se requieren de distintos puntos de observación,  
análisis y acción y de capacidad de diálogo y cooperación entre  
los actores que se sitúan en estos distintos niveles … Operar en  
un entorno multinivel implica por tanto un esfuerzo signica-  
tivo de coordinación que involucra a un gran número de actores  
y organizaciones y que apunta a alinear estrategias, políticas y  
programas distintos para lograr una intervención pública co-  
herente (CEPAL y Unión Europea, s/f, pág. 4).  
Hacer realidad la gobernanza multiniveles exige cambios en los  
papeles tradicionales que han cumplido los actores en la tarea de  
construir y ejecutar políticas. A los actores regionales ahora se les  
pide no limitarse a la sola ejecución de políticas nacionales, se les  
exhorta a convertirse ende generadores de políticas especícas,  
pertinentes para su nivel de responsabilidad. Además, claro está,  
del papel de copartícipes en la atención de los asuntos públicos que  
se pide desplieguen los actores no gubernamentales.  
Encarar estas transformaciones deseables no puede pasar por  
alto la observación hecha por Termeer et al. (2010), según los cua-  
les, el nuevo escenario de gobierno maniesta tres modalidades del  
desplazamiento del poder y control de los gobiernos: i) hacia acto-  
res y organizaciones internacionales, desplazamiento “hacia arri-  
ba”, ii) “hacia abajo”, orientado a actores regionales y locales y iii)  
hacia afuera”, involucrando al resto de actores de la sociedad.  
Esto signica que la construcción de la gobernanza multini-  
veles entra en conꢀicto con normas vigentes, pues va siempre más  
allá del control de los políticos electos o de los responsables guber-  
namentales encargados de la ejecución.  
Para encarar este desa ío se ha insistido en que la respuesta  
se encuentra en proponer nuevos diseños institucionales forma-  
les como los Pactos Territoriales Europeos o el Método Abierto de  
Coordinación (Morales, 2014) y, aunque la referencia a las prácticas  
de gobernar y la exigencia de desarrollar nuevas capacidades en los  
actores para generar respuestas ꢀexibles es un señalamiento fre-  
cuente, este señalamiento no ha derivado en estudiar las prácticas  
de los actores, su conguración y evolución. No obstante, estas ob-  
servaciones dan pauta, como se verá en la siguiente sección, para  
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incorporar en el análisis de las rutinas en la construcción de los  
procesos de gobernanza multiniveles.  
En lo que concierne al ajuste de la institucionalidad formal vi-  
gente, (CEPAL y Unión Europea, s/ ) proponen lineamientos que  
deben orientar su rediseño. Los principios generales que plantean,  
coordinación y complementariedad, tienen signicados especí-  
cos. El primero signica que “[todas] las actividades que se abordan  
a un nivel determinado de gobierno deberían abordarse también en  
los niveles superiores, no viceversa” (CEPAL y Unión Europea, s/f,  
pág. 6). Esto es, las políticas especícas deben tener un marco de  
referencia más amplio. A su vez, el principio de complementarie-  
dad plantea que “… una autoridad debe realizar tan solo aquellas  
tareas que no pueden ser realizadas convenientemente a un nivel  
más local” (CEPAL y Unión Europea, s/f, pág. 6). Este principio se  
basa en el supuesto de que la pertinencia de las acciones es mayor a  
medida que son más próximos el gobierno y la población, esto es, se  
presume que las iniciativas generadas en el ámbito local tienden a  
ser más pertinentes. Supuesto deseable, de nueva cuenta, pero que  
no necesariamente corresponde a las prácticas de los actores en di-  
cho ámbito.  
En Morales (2014) se recupera la opinión de Marks y Hooghe  
2004), quienes plantean que la gobernanza multiniveles da cabida  
(
a distintos diseños institucionales formales. Una de estas modali-  
dades se concibe a partir de un número limitado de jurisdicciones  
con propósitos generales, a las que se les asignan de múltiples fun-  
ciones, pero donde al mismo tiempo sólo hay una jurisdicción rele-  
vante en un nivel territorial particular, por ejemplo, el municipal o  
el estatal. Aunque esta modalidad es similar en algunos aspectos a  
la visión monocéntrica de la gobernanza multiniveles, según estos  
autores, esto diere en que el centro de atención se encuentra en las  
interacciones entre niveles. Brevemente para efectos de compren-  
sión del argumento, la gobernanza monocéntrica, según Marks y  
Hooghe (2004), corresponde a un enfoque donde el estado nacional  
es el centro del poder político y la autoridad; los niveles que se con-  
templan desde esta perspectiva son claramente los jurisdiccionales,  
en el caso mexicano, federación, estados y municipios. Este enfoque  
es dominado por la creencia de que el rediseño institucional orien-  
tado a crear nuevos órdenes de gobierno, puede mejorar la capaci-  
dad gubernamental de atender los asuntos públicos.  
Otra variante de la gobernanza multiniveles corresponde a la  
existencia de un gran número de jurisdicciones especializadas que  
cumplen diferentes funciones. Una gran diversidad de actores pú-  
blicos y privados operan en diversos niveles jurisdiccionales y co-  
laboran en arreglos que cambian continuamente. Estas jurisdiccio-  
nes son ꢀexibles y funcionales y en alguna medida se empalman.  
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Las ventajas de la ꢀexibilidad se ven acompañadas por los crecien-  
tes costos y dicultades que exige la coordinación de tantos actores  
ubicados en diferentes niveles, lo que implica pérdida de ecacia,  
asunto particularmente grave cuando se encaran problemas urgen-  
tes. Otro problema de este tipo de diseño institucional se ubica en  
la dispersión de la autoridad del gobierno central (Morales, 2017).  
Una crítica radical a la posición de (Marks y Hooghe, 2004) se  
encuentra en Faludi, quien considera que la primera modalidad co-  
rresponde a una forma de gobierno multiniveles, no de gobernan-  
za, pues sólo involucra actores gubernamentales y en su opinión  
por eso no merece considerarse como gobernanza. Con relación a la  
segunda variante, la considera una forma difusa, no estrictamente  
multinivel, de ejercer la gobernanza.  
El primer cuestionamiento es signicativo pues rechaza la de-  
nición de gobernanza multiniveles sostenida por la Unión Europea.  
Esta crítica, como él arma, se inspira en lo establecido por Rho-  
des quien a mitad de los años noventa señaló que la gobernanza se  
reere a redes de organizaciones que se autorregulan y que en sus  
relaciones con el Estado tienen un grado signicativo de autonomía  
(
Rhodes, 1996)  
El énfasis en encauzar los retos que entraña la gobernanza mul-  
tiniveles mediante ajustes en los diseños institucionales formales  
ha dominado por completo el debate y contrasta signicativamente  
con la observación hecha por Romero y Farinós (2011) que resulta  
inusual y sugerente. Más allá de la referencia que hacen a las bue-  
nas prácticas de gobernanza, término aquí cuestionado, estos au-  
tores proponen explícitamente considerar las rutinas en el estudio  
de la gobernanza, sugerencia que modica el foco de atención de la  
investigación convencional en la materia:  
Las buenas prácticas de gobernanza y sus resultados no depen-  
den de los modelos de organización territorial de los Estados,  
sino de los procesos y rutinas mediante los que interactúan los  
actores (un elemento bastante más intangible cuyo cambio y  
acomodo requiere de más tiempo y esfuerzo)  
(
Romero y Farinós, 2011 en Morales, 2014, pág.7).  
Este señalamiento excepcional y normalmente inadvertido da pie  
a la discusión que se presenta en la siguiente sección, dedicada a  
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presentar los rasgos principales del enfoque Dinámica de rutinas  
y plantear rutas de cómo incorporar el estudio de las rutinas en el  
análisis de los procesos que aspiran a construir una gobernanza  
multiniveles.  
Dinámica de rutinas: problemas clave y aportes  
para el estudio de la gobernanza multiniveles  
El enfoque Dinámica de rutinas busca esclarecer cómo se crean,  
mantienen, interrumpen y modican las rutinas, inquietudes que  
en primera instancia parecen un sin sentido, pues contrastan con  
la acepción socialmente generalizada que se otorga al concepto,  
asociada fundamentalmente a la noción de inercia. Este signica-  
do común se gesta al nal de los años cincuenta cuando Simon y  
March plantean que las rutinas son respuestas automáticas a estí-  
mulos generados por el ambiente. Esta denición inscrita en una  
vertiente cognitiva establece que la deliberación no tiene cabida en  
ese acto de respuesta automática. Las rutinas se convierten en una  
forma virtuosa de encarar la incertidumbre (Feldman, et al., 2021;  
Howard-Grenville, 2016).  
La obra de Nelson y Winter (1982) An Evolutionary Theory of  
Economic Change constituye un referente fundamental en la trans-  
formación del abordaje previo. Estos autores aplican una perspecti-  
va inspirada en la biología evolucionista y consideran que las ruti-  
nas expresan patrones de comportamiento predecibles y regulares  
de las empresas. Para ellos las rutinas cumplen tres papeles:  
(
1) ´utinas como genes: las rutinas determinan qué empresas  
son seleccionadas por el ambiente y de esa manera pueden so-  
brevivir. (2) ´utinas como memoria organizacional: las rutinas  
almacenan conocimiento en acciones rutinizadas y de esa for-  
ma es posible “recordar haciendo” … (3) ´utinas como treguas:  
en virtud de los diversos intereses de los distintos miembros de  
las organizaciones, las rutinas sirven como treguas integrales  
que previenen el conꢀicto intraorganizacional en las activida-  
des repetitivas (Feldman, et al., 2021, pág. 2).  
En la Dinámica de rutinas el foco de atención se traslada, de las or-  
ganizaciones que despliegan rutinas hacia las propias rutinas, de  
los procedimientos y el proceso de cognición hacia las rutinas mis-  
mas como acciones que son llevadas a cabo por actores especícos  
en condiciones particulares. La preocupación central de este enfo-  
que radica en indagar cómo se forman y evolucionan las rutinas,  
una orientación claramente endógena que contrasta con la mirada  
exógena que explica su formación y modicación a través de estí-  
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mulos externos que generan respuestas automáticas basadas en ex-  
periencias previas.  
En la conguración del enfoque Dinámica de rutinas se reco-  
noce el aporte seminal de tres trabajos: Pentland y ´ueter (1994),  
Feldman (2000) y Feldman y Pentland (2003). En el último texto, los  
autores proponen la siguiente denición de las rutinas, “… patrones  
repetitivos y reconocibles de acciones organizativas interdepen-  
dientes llevadas a cabo por múltiples actores” (Feldman y Pentland,  
2
003 en Howard-Grenville, 2016, pág.1).  
Cuando las acciones se despliegan en el tiempo, se aprecia que  
una rutina puede encarnar una multiplicidad de aplicaciones o eje-  
cuciones que, a su vez, crean y recrean a la rutina misma. Las accio-  
nes siguen patrones, pero al mismo tiempo las acciones hacen los  
patrones. El carácter dinámico de las rutinas se percibe cuando la  
atención se traslada a las acciones en términos de acciones situadas  
y patrones de acciones (Howard-Grenville, 2016).  
La loso ía pragmatista cumple un papel importante en las  
aproximaciones desarrolladas por la Dinámica de rutinas. El pro-  
ceso es la categoría ontológica que apuntala al pragmatismo. “Los  
Pragmatistas están más preocupados por el ꢀujo, el movimiento, y  
el devenir de los eventos en el tiempo, que por las variables entendi-  
das como representaciones, objetos o las cosas en general de la vida”  
(
Simpson y Lorino, 2016, pág. 55).  
Una pieza clave de la Dinámica de rutinas corresponde a la idea  
de la acción situada, que también expresa inꢀuencias del pragma-  
tismo. El curso de las acciones depende de sus condiciones materia-  
les y sociales. “Más que el intento de abstraer la acción lejos de sus  
circunstancias y representarla como un plan racional, el enfoque es  
estudiar de qué manera las personas usan sus circunstancias para  
lograr acciones inteligentes” (Feldman et al., 2021, pág. 9).  
Para comprender las rutinas, Feldman y Pentland (2003) pro-  
ponen considerar la interacción entre dos aspectos, el ostensivo y el  
performativo. El primero corresponde a su signicado como prin-  
cipio o ideal que ofrece una guía general para la acción; el segundo  
expresa la rutina en acción. La variabilidad de ésta obedece al ajuste  
que los actores hacen en relación con el entorno cambiante donde  
se ubican. Según estos autores la relación entre estabilidad y varia-  
bilidad en las rutinas sólo puede ser comprendida al contemplar las  
relaciones entre los aspectos ostensivo y performativo, el primero  
aporta un referente que da sentido a la acción, el segundo se des-  
pliega en múltiples formas que mantienen e incluso modican el  
aspecto ostensivo. “Cuando las personas hacen nuevas cosas, sea en  
respuesta a cambios externos o a una reꢀexión sobre sus prácticas,  
ellas alteran el repertorio de actividades que crea y recrea el aspecto  
ostensivo de la rutina” (Feldman y Pentland, 2003, pág. 108).  
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Tanto el aspecto ostensivo como el performativo son creados y  
recreados a través de la acción, proposición que rompe la idea de que  
las rutinas cierran la posibilidad de la improvisación y la novedad.  
La indisolubilidad de ambos aspectos se maniesta en el hecho  
de que “… lo ostensivo tiene sentido sólo cuando es derivado de las  
actuaciones; los artefactos de una rutina como un procedimiento ope-  
rativo estandarizado, o una rutina deseada o imaginada no pueden ser  
considerados como una rutina” (Howard-Grenville, 2016, pág. 3).  
Feldman et al. (2021) relatan cómo sucede la ampliación del en-  
cuadre acerca de las rutinas cuando se sugiere el uso de los térmi-  
nos realizar y modelar (performing y patterning en el original); de la  
caracterización de las rutinas en términos de la articulación de los  
aspectos ostensivos y performativos, la preocupación principal se  
traslada hacia su devenir. Así:  
La Dinámica de rutinas ofrece ahora tanto una ontología de  
procesos más débil basada en la idea de que las rutinas están  
constituidas por los aspectos performativos y ostensivos, y una  
ontología de procesos más fuerte basada en la idea de que las  
rutinas se aplican a través de las acciones de realizar y modelar  
(
Feldman, et al., 2021, pág. 9).  
Responder a la pregunta de qué fenómeno empírico es una rutina  
se relaciona con el vínculo y distinción entre rutinas y prácticas.  
Las proposiciones siguientes contribuyen a guiar la identicación  
de unidades de observación, asunto que resulta fundamental en la  
intención de incorporar el estudio de las rutinas en el análisis de la  
gobernanza multiniveles.  
Las rutinas son un subconjunto de las prácticas en el sentido  
de que toda rutina es una práctica-práctica, pero no toda práctica  
es una rutina. Un aspecto que revela a las rutinas como prácticas es  
que están claramente dirigidas al cumplimiento de ciertas tareas.  
De ahí se desprende la importancia de saber cómo se cumplen las  
tareas y cómo la orientación de estas últimas incide en la forma en  
que las rutinas se estructuran y ejecutan. Este último aspecto exige  
indagar sobre la secuencia de las acciones y con ello la congura-  
ción de sus patrones. Lo patrones de acciones tienen una naturaleza  
recurrente, lo que sugiere ubicar las experiencias de los participan-  
tes con previas aplicaciones de los patrones de acción y cómo esto  
afecta futuras aplicaciones o ejecuciones.  
A diferencia de la visión convencional que considera a las ru-  
tinas como respuestas automáticas, donde la deliberación está au-  
sente, la Dinámica de rutinas establece que éstas requieren esfuer-  
zo y al mismo tiempo expresan un logro emergente.  
La referencia al esfuerzo tiene signicados precisos. Si la eje-  
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cución de una rutina no logra el resultado o aparece un imprevisto,  
ésta se ajusta, no sin rezago, para producir lo deseado.  
Otra variante consiste en que cuando los resultados fruto de la  
aplicación de las rutinas abren nuevas oportunidades, las rutinas  
pueden expandirse.Finalmente, cuando los resultados no alcanzan  
los parámetros o referentes establecidos, dicho coloquialmente, se  
quedan cortas en sus resultados, entonces se intensica su aplica-  
ción.  
Lo anterior señala que las rutinas como logros esforzados traen  
consigo variaciones en los desempeños. A su vez, la expresión que  
considera a las rutinas como logros emergentes se reere al empe-  
ño desplegado para producir cambios en los resultados o en las pro-  
pias rutinas.  
Se aprecia que las rutinas se interpretan desde la Dinámica de  
rutinas como patrones ꢀuidos, recombinaciones de acciones, no  
como entidades jas e inamovibles cuya transformación solo de-  
pende de estímulos externos.  
En cuanto a los métodos susceptibles de emplearse en la Di-  
námica de rutinas, el compendio editado por Feldman et al. (2021)  
dedica una sección completa que expone distintas opciones, entre  
ellas, la etnometodología, la modelación basada en agentes, el aná-  
lisis de secuencias, los experimentos de campo ylas redes de narra-  
tivas. Enseguida una exposición sucinta de este último basada en  
Pentland y Kim (2021), texto que además contiene una amplia bi-  
bliogra ía sobre el tema.  
Las redes de narrativas ofrecen un método para resumir y com-  
parar las diversas actuaciones que surgen de aplicar las rutinas. Esto  
es, permite analizar cómo la variabilidad surge de la estabilidad.  
Los nodos de la red representan eventos, no personas; las rela-  
ciones entre los nodos muestran secuencias de acciones, no comu-  
nicaciones o tipos de anidades. El conjunto de secuencias produce  
la red y muestra una narrativa, esto es, una secuencia de eventos  
que tiene inicio, etapa intermedia y nal.  
Las recombinaciones de las secuencias, conexiones entre no-  
dos, muestran senderos de cómo pueden hacerse las cosas, formas  
de llevarse a cabo las prácticas. Algunos fragmentos de la red pue-  
den considerarse subrutinas.  
Los aspectos ostensivos son representados por senderos típi-  
cos o ya establecidos. Los aspectos performativos se revelan en el  
conjunto actualizado de los senderos actualizado. La formación de  
nuevos patrones de acción se identica a partir de nuevos senderos.  
La recombinación y repetición de senderos genera nuevas rutinas.  
La tasa de recombinación está inꢀuenciada por factores como el  
número de usuarios y la variedad de problemas que se enfrentan.  
En términos generales se reconoce que entre más personas estén  
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resolviendo más problemas se incrementa el número de soluciones  
posibles. El método de las redes de narrativas se utiliza, entre otras  
cosas, para explorar la transferencia de ideas y prácticas.  
La Dinámica de rutinas propone un enfoqueytambién métodos,  
estos últimos solamente enunciados o abordados someramente en  
este texto, que ofrecen pistas sugerentes para analizar las prácticas  
asociadas al propósito de construir procesos de gobernanza multi-  
niveles. El foco de atención, una vez que se introducen las rutinas  
desde este enfoque, se desplaza de los diseños institucionales for-  
males hacia las prácticas de los actores involucrados en el afán de  
atender los asuntos públicos de manera colegiada. Esto no signica  
que aquellos diseños no sean tomados en cuenta, simplemente se  
sugiere una línea de indagación aún no atendida.  
Avanzar en esta dirección exige necesariamente identicar  
ámbitos de interacción especíca donde convergen múltiples acto-  
res para atender problemas públicos particulares. La sección cierra  
haciendo referencia a una herramienta útil para encarar esa tarea.  
Ken y Morales (2022) presentan y utilizan el Ensamble de di-  
námicas territoriales, herramienta metodológica cuyo propósito  
es, precisamente, identicar ámbitos de interacción entre actores  
involucrados en problemas diversos.  
El Ensamble de dinámicas territoriales (en adelante Ensamble)  
es un instrumento útil para registrar y analizar interacciones  
humanas de distinta naturaleza. Da cabida a relaciones de cola-  
boración y de conꢀicto, ambas con distinto grado de intensidad.  
Su punto de partida es la identicación de asuntos o problemas  
relevantes que generan interacciones múltiples entre diversos  
actores (individuales y colectivos), también registra los meca-  
nismos institucionales que dan cauce a dichas interacciones. El  
Ensamble está integrado, entonces, por problemas, actores y  
mecanismos institucionales (Ken y Morales, 2022, pág. 5).  
Enseguida una representación matricial del Ensamble y un comenta-  
rio de por qué puede ser utilizado como puente metodológico para  
luego analizar las prácticas y las rutinas con base en el enfoque de la  
Dinámica de rutinas.  
Tabla 1. Ensamble de dinámicas territoriales de un problema  
cualquiera  
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Mecanismos institucionales  
Actores  
(ejemplos)  
M1: reglas de operación de un programa  
M2: leyes reglamentarias  
M3: contratos  
A1  
A3  
A2  
A1  
A2  
An  
A4  
A1  
A3  
A2  
A4  
An  
An  
M4: bandos municipales  
Fuente: Elaboración propia con base en Ken y Morales (2022, pág. 5).  
Como se ha discutido en la primera sección de este artículo, la go-  
bernanza multiniveles hace referencia al proceso orientado a aten-  
der problemas públicos mediante la concurrencia de actores di-  
versos, gubernamentales y no, que operan desde distintos niveles  
territoriales. Este proceso establece sistemas de interacción multi-  
niveles. El Ensamble permite identicar los elementos básicos que  
integran dichos sistemas.  
Los mecanismos institucionales formales ubicados en la pri-  
mera columna son ejemplos, pero la función general de ellos, como  
la de todo mecanismo institucional, es establecer los cauces de las  
interacciones entre los actores que están involucrados con cual-  
quier problema.  
La contribución del Ensamble al propósito de incluir el estudio  
de las rutinas en los procesos de gobernanza multiniveles radica en  
que permite identicar ámbitos de interacción especícos (los ren-  
glones de la matriz) donde ocurren prácticas y rutinas desplegadas  
por los actores para atender los problemas públicos. El Ensamble  
ofrece una representación básica del sistema de interacciones que  
caracteriza a la gobernanza multiniveles y estructura la indagación  
acerca de las prácticas y rutinas asociadas a esas interacciones.  
4GĝGWKONGSꢀĂNCĚGS  
La nalidad última de este texto es la de sugerir una línea de inda-  
gación aún no atendida. Estudiar el papel de las rutinas en el afán  
de construir procesos de gobernanza multiniveles. Como ha sido  
expuesto, el debate sobre la gobernanza multiniveles se ha carac-  
terizado hasta ahora por su orientación normativa y centrado su  
atención en los diseños institucionales formales que pueden ser  
favorables para construir dichos procesos. Aun así, ha sido posi-  
ble ubicar proposiciones dentro de tal debate que sugieren vetas de  
reꢀexión útiles para introducir el análisis de las rutinas. En parti-  
cular, resulta clave el señalamiento, inserto en la denición de go-  
bernanza propuesta por Bevir (2011) acerca de las prácticas y dile-  
mas que se enfrentan al construir y operar sistemas de gobernanza  
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multiniveles, pues traslada la atención de los diseños formales a las  
prácticas y los dilemas que se enfrentan cuando éstas se despliegan.  
En el mismo sentido, destaca especialmente la referencia explícita  
de Romero y Farinós (2011) de analizar la gobernanza centrando la  
atención en los procesos y las rutinas desplegadas por los actores,  
más que en los modelos de organización  
El panorama presentado en la segunda sección ubica rasgos  
centrales del enfoque la llamado Dinámica de rutinas. Esta corrien-  
te no sólo ha signicado un cambio de paradigma en la concepción  
y estudio de las rutinas, también plantea desa íos que es necesario  
encarar para poder aprovechar sus aportes, acotados hasta ahora al  
campo de las teorías de la organización, al estudio de la gobernanza  
multiniveles. Un desa ío ineludible para avanzar en esta dirección  
radica en diseñar estrategias de investigación que permitan iden-  
ticar las prácticas recurrentes que despliegan distintos tipos de  
actores en su afán de atender los asuntos públicos de manera cole-  
giada. El Ensamble de dinámicas territoriales, expuesto de manera  
sucinta al nal de la segunda sección, ofrece una vía para atender  
tal desa ío.  
Incluir el estudio de las rutinas ofrece una veta prometedora,  
hasta ahora no explorada, para comprender la construcción de los  
procesos de gobernanza multiniveles.  
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