Revista de Estudios Regionales | Nueva Época | Enero- junio 2024
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El desarrollo desigual capitalista ante la crisis
socioambiental latinoamericana
https://doi.org/10.59307/rerne2.358
Islas-Ruiz, A.S./ Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
https://orcid.org/0000-0002-0299-4673
Resumen
E
n el ensayo se plantean algunas de las implicaciones del desarrollo des-
igual capitalista en la crisis socioambiental contemporánea, en especíco
de los territorios latinoamericanos al margen del proyecto de la modernidad.
Si bien el patrón de acumulación originaria capitalista era ya un problema
por el saqueo y despojo colonial, con el desarrollo del capitalismo moderno
en la región después de la época neoliberal, se agudizaron los problemas re-
lacionados con la desigualdad en el acceso, uso y distribución de los recursos
naturales, y los efectos negativos por la operación de la maquinaria capitalis-
ta industrial de la transformación de la naturaleza, estableciendo una lógica
profunda y permanente entre los problemas social y ambiental. De este modo,
resulta pertinente ver a lo socioambiental como una dimensión indisoluble en el
análisis del desarrollo en América Latina.
Palabras clave: desarrollo desigual, crisis socioambiental, capitalismo moderno, La-
tinoamérica.
Recepción: 24 de abril de 2024
Aceptación: 13 de mayo de 2024
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Unequal capitalist development in the face of
the Latin American socio-environmental crisis
Abstract
T
his essay presents some of the implications of unequal capitalist deve-
lopment in the contemporary socio-environmental crisis, specically in
Latin American territories on the margins of the modernity project. Althou-
gh the original capitalist accumulation pattern was already a problem due to
colonial plunder and dispossession, with the development of modern capita-
lism in the region aer the neoliberal era, the problems related to inequality
in access, use and distribution of natural resources, and the negative eects
of the operation of the industrial capitalist machinery for the transformation
of nature, have worsened, establishing a deep and permanent logic between
social and environmental problems. Thus, it is pertinent to see the socio-en-
vironmental as an indissoluble dimension in the analysis of development in
Latin America.
Key words: unequal development; socio-environmental crisis; modern capitalism;
Latin America.
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Introducción
Durante el período de la modernidad se legitimaron las bases en las institucio-
nes y normatividades para que el mercado capitalista pudiera establecerse sin
restricciones en el territorio, de modo que los primeros paquetes de legislacio-
nes para la planeación y el ordenamiento contemplaban de forma incipiente
la distribución de zonas industriales respecto a los centros poblacionales y las
vías de comunicación existentes que ya existían en la región desde mitad del
siglo XX (Giglia y Duhau, 2016).
En la época de la globalización neoliberal en los años setenta, se promovió
la expansión del modelo extractivista-exportador en América Latina
1
con el
n de agudizar el proceso de despojo de bienes y recursos naturales median-
te diversas formas de violencia, tanto institucionalizadas como clandestinas
(robos, fraudes y paramilitarización). Este enfoque extractivista-exportador,
impulsado por intereses económicos transnacionales y élites locales, ha re-
sultado en la exacerbación de conictos socioambientales y en la vulneración
de los derechos de comunidades indígenas y campesinas que habitan en zonas
ricas en recursos naturales. Además del uso directo de la violencia, este mo-
delo también perpetúa una violencia
estructural al mantener y reproducir
relaciones de poder desiguales que
marginan a vastos sectores de la po-
blación y profundizan las desigualda-
des sociales (Svampa, 2012).
El despojo no sólo ha implicado
la apropiación de recursos naturales,
sino también la explotación desmedi-
da de mano de obra. Ha generado una
profunda fragmentación de los terri-
torios con sus comunidades, debili-
tando los lazos sociales y culturales
que históricamente han resistido ante
los modelos de dominación económi-
ca externa. En este contexto, la lucha
por la defensa de los territorios y la
autodeterminación de los pueblos se
erige como resistencia vital contra la
voracidad del sistema económico que
privilegia los intereses de unos pocos
a expensas del bienestar y la dignidad
de las mayorías.
La generación de altos volúmenes de contaminantes comenzó con la mo-
dernidad industrial, afectando a las poblaciones cercanas de los complejos
industriales. Este súbito crecimiento fue producto de que el consumo inter-
nacional de energías y recursos para las industrias también incrementara, así
1Si bien cada país en la región latinoamericana tiene sus propias experiencias de industrialización capi-
talista, con la modernidad se experimentó un proceso generalizado de reproducción de desigualdades
que signaron a los territorios al fragmentarlos y complejizar su análisis.
El despojo no sólo ha
implicado la apropiación de
recursos naturales,
sino también la explotación
desmedida de mano de obra.
Ha generado una profunda
fragmentación de los territorios
con sus comunidades,
debilitando los lazos sociales y
culturales que históricamente
han resistido ante
los modelos de dominación
económica externa.
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como la demanda de bienes y servicios para las ciudades y su incesante creci-
miento tanto vertical como horizontal.
Este proceso representó para los territorios una importante polarización
y concentración demográca que signó a los territorios latinoamericanos en
una especie de archipiélagos fragmentados, con un sector del campo que, a
pesar de su extensión e importancia para la vida social, se quebró por el inten-
to de hacer de la ciudad el lugar del modelo ideal moderno para vivir.
El manejo de tales residuos contaminantes producto de la actividad in-
dustrial fue gestionado bajo el lente de externalidades de la actividad indus-
trial, de modo que en principio no representó un problema grave, además de
que el territorio no era en estricto sentido vital para el proceso de desarrollo
económico. No obstante, las diferencias territoriales terminaron por generar
ventajas o desventajas en la generación de riqueza, por lo que se incorporaría
al estudio del desarrollo económico el análisis territorial, a pesar de que en
los estudios económicos ya había intentos por demostrar esta relación desde
inicios del siglo XX.
2
La reconversión de actividades económicas por la territorialización del
capitalismo industrial, tanto con su acentuación globalizadora y neoliberal,
dejó nalmente en desventaja al grueso de la población, pues la instalación
de este modelo económico pro industria se conguró en la región latinoa-
mericana más como de tipo enclave que para la construcción de zonas que
promuevan cadenas productivas que mejoren las condiciones en el empleo
de la población.
Por tanto, en el texto se atiende primero la relación entre el desarrollo
desigual latinoamericano desde la modernidad capitalista de la estructura ur-
bana y la industria que genera problemas como la contaminación, para pasar
en un segundo apartado a la discusión sobre cómo abordar desde este punto
de vista a lo que se entiende como crisis socioambiental.
Hacia una relación particular entre la experiencia de
la modernidad y el desarrollo desigual capitalista en
Latinoamérica
La idea de la modernidad implicó asumir que paulatinamente los países la-
tinoamericanos se fueran integrando al proceso de desarrollo capitalista oc-
cidental a través de un “paquete homogeneizador” de reformas con un eje
articulador común: la ciudad, en tanto lugar y medio de expresión en el que
converge tanto la política como la economía moderna.
3
No obstante, la diversidad cultural, étnica, política y territorial hizo nece-
saria la revisión de esta idea, en tanto crítica del modelo de ciudad moderna
como ápice de la vida social, volviendo más importantes los estudios sobre los
2 Véase por ejemplo la importancia que tuvo para la geografía económica y la ciencia regional la teoría
de la localización de Von Thünen en el siglo XIX.
3 Si bien la idea de modernidad es amplia y ha sido ampliamente criticada en las ciencias sociales
latinoamericanas, en general se puede decir que implica un tipo de política que promueve la institucio-
nalización y especialización de las actividades del Estado bajo el modelo democrático como estrategia
de negociación y consenso social, mientras que la economía moderna tiene que ver con la centralidad
del mercado capitalista en la estructuración de las ciudades como territorios hegemónicos para el des-
envolvimiento de las actividades humanas (Mejía y Galicia, 2024).
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problemas particulares de las regiones urbanas bajo los variados efectos del
mercado. Este análisis conlleva a tratar de entender a la ciudad latinoamerica-
na como producto tanto político y económico históricamente situado. En ese
sentido, la conguración urbana reeja las transformaciones más amplias en
la sociedad y la economía de las ciudades. La inuencia del mercado neoliberal
en la producción urbana durante la crisis del fordismo no sólo redenió la es-
tructura ísica de las ciudades, sino que también transformó la vida de quienes
las habitan.
A partir de la década de 1980 en particular, surgió una transición que ten-
sionó al modelo fordista de producción urbana hacia lo que se podría deno-
minar como la “ciudad neoliberal”.
4
En este contexto, el mercado adquirió un
papel fundamental en la conguración de los espacios urbanos, lo que repre-
senta un retorno signicativo de la lógica del capital en la producción de la
ciudad (Goicochea, 2016).
En el contexto latinoamericano, la conguración de las ciudades neolibe-
rales está moldeada por tres lógicas: la del mercado, la del Estado y la de la
“necesidad”. Esta última ha generado iniciativas tanto individuales como co-
lectivas que fomentan el surgimiento de “ciudades populares”, marcadas por
procesos de ocupación, autoconstrucción, autogestión urbana, y el estableci-
miento de asentamientos informales. Estas acciones emergen como respues-
tas adaptativas a las carencias de vivienda asequible y servicios básicos, así
como a la exclusión socioeconómica de amplios sectores de la población. La
lógica de la necesidad impulsa a las comunidades a organizarse para satisfacer
sus propias demandas sociales y económicas, desaando así las estructuras
dominantes de planicación urbana y desarrollo impuestas por el mercado y
el Estado capitalista (Abramo, 2012).
Esta misma razón es la que está en el fondo de la así entendida informa-
lidad, un proceso sociocultural en los márgenes de la legalidad que implica
fundamentalmente a la formación social, sus prácticas e ideología. Las lógicas
informales de sobrevivencia son una respuesta a la exclusión social y econó-
mica que sufren amplios sectores de la población. Estos sectores de la pobla-
ción, ante la falta de oportunidades en el mercado formal, se ven obligadas a
buscar alternativas en el intersticio de la informalidad para poder subsistir.
Las condiciones políticas, económicas y culturales alrededor de estas lógicas
son ejemplo de la complejidad de la interacción de las relaciones capitalistas
en las ciudades latinoamericanas.
5
El resultado de esto en el territorio es, por ejemplo, la proliferación de re-
giones periféricas en México, Colombia, Chile, Ecuador o en El Salvador, don-
de el bajo costo en las rentas de lugares lejos del centro de las ciudades, más el
incremento súbito de las rentas en estas últimas alentó la expulsión masiva de
4El fordismo en la producción urbana moderna consistía en la proliferación de desarrollos inmobilia-
rios e industria promovidos principalmente por el Estado y sus regulaciones al respecto. A pesar de que
el Estado aún participa de manera incipiente en estos procesos, el neoliberalismo rompió esta lógica
con la creciente dinámica del mercado global capitalista que, por el contrario, diversifica la oferta de
vivienda y servicios en las ciudades.
5La preferencia por la informalidad o la formalidad en los mercados depende de varios aspectos. De
manera general, se puede decir que ante condiciones de amplias brechas de desigualdad salarial y de
ingresos, es más factible optar por la informalidad en tanto opción más “realista” para la subsistencia
(Rodríguez, et al, 2023).
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trabajadores hacia nuevos desarrollos inmobiliarios en las afueras que cada
vez cuentan con menos infraestructura en servicios, al ser el mismo Estado
quien concibe a la vivienda no como un derecho sino como un bien nanciero,
al igual que el capital de la industria privada (Castillo y Delgado, 2023).
La dinámica desigual de acumulación de capital en las ciudades latinoa-
mericanas perpetuó la brecha entre los sectores con mayores y menores in-
gresos al tiempo que impulsó la proliferación de estas formaciones sociales
informales como estrategias de supervivencia frente a la falta de oportunida-
des. Estas prácticas informales generan territorialidades y procesos sociales
o económicos en las que se adoptan diversas modalidades, desde el comercio
ambulante hasta la explotación ilegal de recursos naturales. De modo que es-
tas actividades informales, además de reejar la lucha por la subsistencia ante
la desigualdad capitalista, evidencian la resistencia de las comunidades mar-
ginadas frente a un sistema económico altamente excluyente.
El predominio del mercado neoliberal en esta conguración excluyente
inuye en los aspectos materiales y sociales de la ciudad. Dadas estas condi-
ciones, el capitalismo moldea las dinámicas demográcas del empleo, la vi-
vienda, etc., así como también determina la estructura urbana. El capitalismo,
al priorizar la acumulación de capital, utiliza únicamente a los territorios y a
la fuerza laboral mínima que necesita, por lo que resulta un excedente tanto
territorial al margen o subutilizado, como un conjunto de la población que no
puede ser absorbido por la economía real. Este excedente no sólo contribuye
a mantener los salarios bajos, sino que también perpetúa la desigualdad al
crear una mano de obra disponible y un territorio de bajo costo para las nece-
sidades del capital.
Por otra parte, desde la apertura comercial del neoliberalismo, se estable-
ció un sistema nanciero cada vez más interdependiente marcando una ten-
dencia histórica hacia la reducción de la experiencia en el tiempo y el espacio
con el desarrollo tecnológico y productivo. El desarrollo territorial desigual
ilustra cómo el capitalismo avanzado fragmenta más los espacios al “com-
primirlos” en el espacio-tiempo global, concentrando y especializando solo
algunas actividades económicas en las ciudades, y el resto de carácter indus-
trial extractivo en los márgenes de estas. Además, la globalización intensica
esta singularidad, pero a escala mundial, volviendo de hecho más urgente los
estudios sobre la producción urbana periférica o periurbana y sus diferencias
estructurales en el crecimiento y desarrollo respecto de las ciudades.
La gran reforma neoliberal desde los años setenta desplazó a los Estados
del control económico de los países por la lógica del mercado capitalista, pero
esto no implicó la desaparición total del Estado, sino que emergió una especie
de contrato fáctico entre las diversas modalidades del capital y el poder polí-
tico, en el que este último se subsumió al primero. No obstante, esta articula-
ción no fue única de este momento, sino que se puede rastrear desde el siglo
XVII en la región, con el establecimiento de las colonias quienes generaron
complejas relaciones entre el capital privado y los incipientes Estados-nación.
Ejemplo de esto son los mapuches en Chile, quienes desde su colonización se
lograron articular a los circuitos mercantiles de grupos hispano-criollos, pero
en una dinámica visiblemente desigual, que pauperizó el trabajo de sus co-
munidades hasta quedar prácticamente desprotegidos ante los aliados grupos
del capital trasnacional que con relativa facilidad tuvieron a bien despojar de
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territorios para la extracción minera, actividad que sin lugar a dudas se agra
en la época neoliberal (Nahuelpán, 2023).
También en Cherán, México, pero con resultados completamente distin-
tos,
6
la preexistencia de un arreglo formal del Estado hacia nales del siglo
XIX para facilitar la puesta en circulación de los recursos del bosque de la me-
seta purépecha al mercado capitalista, logró que la agroindustria aguacatera
se consolidara para congurar el escenario que dio lugar a la conictividad en
la que también participaron otros actores sociales como el crimen organizado
o la misma población organizada en autodefensas (Martínez, 2023).
Así entonces, la producción urbana latinoamericana puede ser vista desde
la relación de tres formas de capital: el capital nanciero, el capital inmobilia-
rio y el capital industrial, los cuales dan lugar a territorialidades particulares
diversas y hasta contradictorias. El Estado, al facilitar el movimiento de esta
tríada contribuye a la profundización de las desigualdades y a la conguración
de un entorno urbano cada vez más segregado. Este proceso se ve reejado en
el crecimiento del fenómeno de nanciarización del capital y la securitización
de inversiones inmobiliarias en las ciudades latinoamericanas (De Mattos,
2009).
La expansión descontrolada del capital de la industria en particular, ha
estado respaldada y facilitada por la nanciarización y la securitización glo-
bal, ignorando el aumento signicativo de la contaminación del aire, del agua
y del suelo en la región. Las industrias manufactureras y del resto de sectores
industriales, en su búsqueda por maximizar sus ganancias, a menudo dejan
de lado o burlan las regulaciones ambientales para continuar descargando sus
desechos de modo que no afecte sus procesos de producción. La lógica de los
tres capitales usa a los territorios de los márgenes para “ocultar” de las ciudades
modernas los desechos y demás residuos excedentes de la producción indus-
trial. Muestra de este comportamiento hay en toda la región latinoamericana,
persistentes aún con el amparo de gobiernos progresistas. En Ecuador, Boli-
via y Venezuela, por ejemplo, la búsqueda de nuevos yacimientos de petróleo
hizo que se exibilice la gura expropiatoria por la del rentismo extractivo, la
cual justica la extensión de la devastación ambiental en aras del crecimiento
económico. En Bolivia se habló también del reconocimiento de la degradación
por el extractivismo, pero se le acotó únicamente como una forma técnica de
producción, minimizando los efectos profundos en las formaciones sociales y
políticas del Estado moderno latinoamericano (Lander, 2017).
Estos territorios en los que prima la desigualdad, diícilmente generan es-
trategias de defensa o protección ante el crecimiento sin restricciones de la in-
dustria, lo que nalmente afecta la salud y la calidad de vida de las comunida-
des locales periféricas o periurbanas. En este sentido, el desarrollo capitalista
en América Latina reproduce tanto las desigualdades sociales y económicas
como las desigualdades territoriales de acceso a recursos sucientes.
La combinación entre la formación social y la experiencia capitalista en
Latinoamérica trajo consigo un sistema que no podría entenderse sin estos
dos grupos de desigualdades, por tanto, un estudio completo sobre la política
6 De 2011 a la fecha se ha documentado en Cherán un proceso autonómico que se ha unido a un grupo
de casos en los que se discute cómo es que se puede analizar un proceso social desde la mediación y
confrontación con el Estado y el mercado capitalista.
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y la economía necesita como parte esencial considerar esta interacción, que
puede resumirse como la combinación entre el capitalismo y las formaciones
sociales para comprender su naturaleza desigual territorial (Pradilla y Már-
quez, 2023).
La pertinencia del análisis
sobre la crisis socioambiental
en Latinoamérica
A pesar de lo ya dicho, la dinámica
demográca y económica actual de
las ciudades latinoamericanas parece
mostrar más bien una lógica de poli-
centrismo y fragmentación volviendo
cada vez más estrecho el vínculo entre
la dimensión social y la ambiental (Be-
cerril-Tinoco, 2019). Con el crecimien-
to poblacional se complejizaron (o
disolvieron) las fronteras entre las pe-
riferias y la ciudad central (Hiernaux
y Lindón, 2004), aumentando subse-
cuentemente la demanda de servicios,
de modo que exista una presión cons-
tante para el abastecimiento de recur-
sos. Con esto, se exacerba la crisis en la
capacidad de la infraestructura públi-
ca, así como las tensiones sociales para su acceso y distribución.
A pesar de la importancia que tienen las ciudades para el ujo de los tres capi-
tales ya referidos, también albergan en sus periferias y espacios policéntricos
comunidades con altos niveles de vulnerabilidad social y ambiental. Estas co-
munidades se enfrentan a una serie de desaíos incluyendo: 1) la falta de ac-
ceso a servicios básicos: agua potable, saneamiento, electricidad, educación y
salud, 2) vulnerabilidades sociales y económicas: pobreza, desempleo, discri-
minación y violencia, 3) contaminación ambiental: exposición a altos niveles
de contaminantes en el aire, el agua y el suelo, y 4) deterioro del tejido social:
debilitamiento de las capacidades de organización y asociación, producto del
desplazamiento del Estado y la fragmentación social.
Estas condiciones de vulnerabilidad generan un escenario propicio para
la proliferación de diversos tipos de conictividades. Estos conictos pueden
tener diferentes orígenes, como la disputa de recursos naturales: agua, tierra,
bosques, minerales o la defensa del territorio. Frente a proyectos de desarro-
llo que amenazan el modo de vida de las comunidades, la exigencia de mejores
servicios públicos: acceso a agua potable, saneamiento, electricidad, educa-
ción y salud.
A lo largo de la geograía histórica del capitalismo en América Latina las
crisis económicas han sido crisis del medio ambiente, en las que prima el he-
cho de que “no todas las personas y grupos están igualmente afectados por el
uso que hace la economía capitalista de los recursos y del ambiente (Martí-
nez-Alier, 2004, p. 21), situación entendida aquí como crisis socioambiental en
Las industrias
manufactureras y del resto
de sectores industriales, en
su búsqueda por maximizar
sus ganancias, a menudo
dejan de lado o burlan las
regulaciones ambientales
para continuar descargando
sus desechos de modo
que no afecte sus
procesos de producción.
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general, visible por ejemplo desde la experiencia de la modernidad capitalista
en territorios que fueron destinados al establecimiento de grandes complejos
y enclaves industriales. La industrialización acentuada con el modelo econó-
mico neoliberal, el cual además de agudizar el despojo y el desplazamiento
de las poblaciones en condiciones de vulnerabilidad, son víctima también de
los efectos negativos en la salud por la enorme cantidad de desechos tóxicos
y contaminantes que generan peligrosas enfermedades y problemas sociales
subyacentes en las comunidades cercanas.
Con la acumulación originaria del capital, se experimentó un primer pro-
ceso violento de despojo indispensable para el desarrollo del capitalismo mo-
derno. Esta violencia inherente al capital, empero, necesita rearmarse y ex-
presarse en los territorios para sostener de fondo el origen de las relaciones
capitalistas (Roux, 2015). Las formas en las que se pone de maniesto este actuar
son principalmente dos: una directa a través del despojo del territorio mediante
procesos de expropiación o compra obligada de grandes porciones de tierra que
establecen las bases para la generación de las zonas industriales, o indirectos a
través de planes y programas de ordenamiento que orientan la política regional
para reubicar a los centros poblacionales de las zonas destinadas para la indus-
tria, según un tipo de racionalidad técnica que ha derivado de planteamientos
como los del desarrollo regional, local y la geograía económica.
A lo largo de la historia de la región latinoamericana, las conictividades
y luchas sociales han estado marcadas por la resistencia al dominio externo
del capital a partir de la coexistencia de la combinación de formaciones socia-
les que, por situarse al margen del proyecto Estatista de la modernidad occi-
dental, han generado choques y rupturas entre diversas formas de hacer uso
de los recursos naturales. Estas racionalidades alternativas a las del desarrollo
industrial capitalista han dejado ver el desplazamiento del Estado en el con-
trol y revisión de la contaminación generada por la industria capitalista.
Tan sólo en México los ejemplos de resistencia son varios y en diferen-
tes momentos. Recientemente, el Congreso Nacional Indígena (CNI) congregó
diferentes comunidades en lucha como la de los ñähto en San Francisco Xo-
chicuautla, quienes desde 2015 señalaron al gobierno del entonces presidente
Enrique Peña Nieto de expropiar grandes porciones de terrenos para la cons-
trucción de la carretera Toluca-Naucalpan a cargo de una empresa lial al gru-
po Higa (acusada por actos de corrupción). La región ya había estado azotada
por la actividad extractiva del agua desde los setenta con el sistema Cutzama-
la-Lerma, que con su despojo destruyó humedales y manantiales de la región
(Esteva y Gutiérrez, 2016). En otro contexto, al interior del Valle del Mezqui-
tal, en Hidalgo, comunidades hñahñus sobreviven ante la contaminación del
agua, tierra y ambiente gracias a la agricultura de especies locales que por sus
condiciones de tolerancia al ecosistema, como el ixtle, se fabrican diversos
productos que compiten con los fabricados en plásticos en los mercados lo-
cales.
7
En este caso, la resistencia está revestida por un proceso de adaptación
que permite incrustarse en el circuito mercantil capitalista, pero conservando
el conocimiento local en el manejo de especies que son importantes para la
7En una experiencia similar también de la región, se ha documentado por ejemplo el papel de la or-
ganización social de las mujeres en la generación de alternativas de subsistencia económica ante la
desigualdad del sistema capitalista (Sánchez e Islas, 2024).
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comunidad (Carrillo e Hilario, 2024).
En ambos casos, la dinámica del sistema capitalista moderno no opera en
el “vacío, sino que se entrelaza con formas sociales comunitarias, políticas e
instrumentos del poder del Estado para poder seguir operando. Las formacio-
nes sociales anteceden a las formas tanto políticas como económicas, y desde
su preexistencia condicionan las relaciones de clase y las estructuras sociales
en general. Si bien el capitalismo es predominante en términos económicos,
su manifestación concreta siempre está mediada por estas condiciones políti-
cas y culturales para poder funcionar (Roux, 2015).
La crisis socioambiental en las ciudades latinoamericanas está signada
por la conictividad en el acceso y distribución de recursos, en un contexto
donde las violencias parecen ser condiciones necesarias para la continua ex-
pansión del capital, a costa de la salud y la seguridad de la población. La vio-
lencia se erige como una característica inherente al proceso capitalista, pues
le proporciona los medios para mantener su proceso de producción. De tal
manera que la violencia no se limita únicamente al inicio de la acumulación
originaria del capital, sino que se vuelve fundamental para su persistencia, al
servir como instrumento de sometimiento que asegura la continuidad de las
relaciones capitalistas (De Angelis, 2012).
La violencia del capital en el desarrollo de las conictividades socioam-
bientales genera retos para los gobiernos respecto de la dimensión analítica
de la que surgen las políticas del Estado (social o ambiental),
8
de modo que
resulte diícil controlar y mantener el orden social en los territorios ante los
imbricados problemas socioambientales alrededor del acceso y distribución
de recursos.
Dicho esto, las ciudades concentran además de la mayor parte de la po-
blación en la región, una mayor intensidad en los intercambios económicos
y socioambientales que conforman una lógica del poder del Estado en la que
valdría la pena reexionar si es la propia ciudad moderna una causa de la
violencia del capital. En los últimos años se ha observado un aumento en la
amplia diversidad de delitos violentos, y en ese sentido sería importante estu-
diar qué porcentaje de estos está relacionado con aquellos relativos al acceso
y distribución de recursos en las ciudades latinoamericanas.
Conclusiones
En el desarrollo capitalista latinoamericano han primado lógicas de violencia
no sólo por el despojo de la acumulación originaria del capital, sino también
por el mantenimiento y reproducción de las desigualdades que tienen como
origen la transformación del territorio a partir de la estructuración urbana
que se agudizó en la era global-neoliberal. Las lógicas de reproducción de la
vida urbana a partir de este punto en la historia moderna, implicaron funda-
mentalmente la fragmentación de los espacios a través de la combinación de
8Al respecto, los gobiernos históricamente han optado por tratar a los temas sociales y ambientales
en instancias separadas. Esta división invisibiliza las complejas relaciones desde el diseño normativo,
y en cierta medida restringe a las políticas en la implementación de acciones coordinadas entre ambas
instancias.
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guras formales e informales de producción del espacio urbano. Las regiones
industriales por su parte, se establecieron en los límites de las ciudades para
solventar su necesidad de grandes porciones de territorio, y para distribuir sus
desechos fuera de los centros poblacionales.
Con la rápida extensión de los límites de las ciudades, sus fronteras se en-
contraron con las industrias y comenzaron a sufrir por el grado de contami-
nación, lo que implica entender obligadamente a los problemas ambientales
también como problemas sociales, políticos y económicos. Dada la persisten-
cia en la región latinoamericana de la exclusión tanto económica como social
por la desigualdad del capitalismo, los efectos sociales y de salud por la conta-
minación también guardan una lógica de poder a la cual se puede entender en
general como crisis socioambiental.
Si bien en las ciencias sociales ya se ha abordado esta compleja relación en
la ecología política surgida desde los años ochenta, se ha congurado como un
campo multi e interdisciplinar de estudios que ha buscado incorporar al análi-
sis ambiental las múltiples relaciones de poder en las ciudades o en los territo-
rios rurales (Delgado, 2013), dejando de lado la complejidad de los territorios
policéntricos y fragmentados característicos de las ciudades latinoamericanas
actuales.
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