
Revista de Estudios Regionales | Nueva Época | Julio- diciembre 2024
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afectaciones, pues los reasentamientos de poblaciones provocan el menos-
cabo de sus bienes patrimoniales y sus medios de sustento económico por la
inundación de tierras más fértiles y la obtención de compensaciones que no
restituyen las condiciones en las que vivían y sus formas de vida y costum-
bres (Bartolomé, 1992; Castro, Mayén & Ospina, 2019; Evans, 2006; Lezama
Escalante, 2018; Pelayo Pérez & Gasga Zamora, 2019; Radovich, 2011; Romero
& Sasso, 2014). En la comunidad de El Ciruelo se observaron diversas afecta-
ciones como son la pérdida de sus bienes patrimoniales, culturales y sociales
consistentes en sus viviendas, terrenos de agostadero, terrenos destinados a
la siembra, parcelas, escuelas, iglesia, espacios recreativos, cementerio, tradi-
ciones y prácticas sociales (Entrevistas, 2024). Estas afectaciones implicaron
cambios negativos en la vida cotidiana y en los medios de subsistencia de las
mujeres, como se puede observar en las siguientes expresiones: “yo vivía más
a gusto en mi rancho”; “allá estábamos diferente y aquí está bien feo”; “ a todos
nos echaron para afuera, ya iba llegando el agua a las casas, no nos queríamos
salir”; “todas las cosas que había se hundieron” (Entrevistas, 2024).
Al recongurarse los territorios hídricos con motivo de un embalse oca-
sionan una distribución inequitativa de benecios, entre ellos el acceso al
agua, a los servicios públicos y a la tierra, así como un impacto socioambiental
que se reeja en la movilización de las poblaciones dedicadas a la agricultura
ubicadas en el vaso de la presa, situaciones que provocan diversos conictos
(Hidalgo, Boelens, & Isch López, 2017), tales como los descritos anteriormente
al respecto de la comunidad de El Ciruelo. Dicha transformación del espacio
involucró cambios en los medios de subsistencia de las mujeres. Los medios de
subsistencia son la suma de las capacidades, las actividades para sostener la
vida (Chambers y Conway, 1991). A través de estos medios las personas adquie-
ren su sustento (OEA, 2015). Los medios de subsistencia son sostenibles cuan-
do les permite a las personas alcanzar bienestar para ellas y las generaciones
futuras sin afectar los recursos naturales (Chambers y Conway, 1991).
Entre los medios de subsistencia de la población de Nayarit se encuentran
la ganadería y la agricultura. El Censo Agropecuario de 2022 de Nayarit reveló
que cuenta con una supercie total de 2.8 millones de hectáreas de las cuales
2.7 millones pertenecen al área rural; 42.9% de esta área rural se destina a un
uso o vocación agropecuaria, consistente en el cultivo de plantas o la cría de
animales y 57.1% de la supercie no tiene este uso o vocación agropecuaria, es
decir, no se destinó al cultivo de especies vegetales ni para el pastoreo (INEGI,
2023a).
En Nayarit la distribución porcentual de la población ocupada de 12 años
y más según actividad económica indicó una disminución en la población de-
dicada al sector agropecuario de 27.5% en el año 2000 a 18.9% en 2020 (INEGI,
2023b). En 2022 los cultivos en Jala fueron principalmente de agave, aguacate,
alfalfa, café, caña de azúcar, guayaba, limón, mango, manzana, naranja, nopal,
nuez, papaya, pasto cultivado, piña y plátano (INEGI, 2022). Ese mismo año en
Jala se destinaron 7,997.28 hectáreas a la agricultura de la que 887.78 fueron de
riego y 7,109.5 de temporal; mientras que las especies de la actividad ganadera